La IA de Musk rectifica: Grok pide disculpas por su contenido neonazi y lo califica de "comportamiento horrible"

La semana pasada, Grok, el chatbot de xAI que opera en X (antigua Twitter), publicó una serie de mensajes neonazis en los que alababa a Hitler y animaba a cometer un nuevo Holocausto. Este bot conversacional había sido modificado previamente, según Elon Musk, para disminuir su corrección política, y el resultado fue un torrente de propaganda fascista y antisemita. Este lunes, días después de que dimitiera la consejera delegada de X, la propia IA ha pedido disculpas por "el horrible comportamiento" que muchos usuarios han experimentado.
Según un post publicado por la propia cuenta de X de Grok, el motivo de los exabruptos neonazis digitales se encuentra en la actualización de una ruta del código del chatbot, la cual estuvo activada durante 16 horas. Aquel reajuste "depreció" el propio código de Grok, "haciéndole susceptible a determinados posts existentes de usuarios de X", incluyendo aquellos que contenían "visiones extremistas".
Grok ha explicado que el error ha sido subsanado mediante la eliminación de aquel reajuste y la reestructuración del código fuente. Por otro lado, el post publicado por la cuenta oficial del chatbot de Elon Musk señala que este fallo es independiente del modelo de lenguaje con el que opera Grok, queriendo disipar así las dudas sobre el núcleo del funcionamiento de esta herramienta de IA.
Resta saber si este cambio en Grok también ha modificado el uso que su último modelo, Grok 4, hace del contenido publicado en la cuenta de la antigua Twitter de Elon Musk cuando se le plantean cuestiones como la inmigración o el conflicto entre Palestina e Israel. Algunos usuarios de X han señalado que, cuando se pregunta a Grok por esta última cuestión, el chatbot acude directamente al contenido publicado por Elon Musk, quien apoya abiertamente a Israel.
I replicated this result, that Grok focuses nearly entirely on finding out what Elon thinks in order to align with that, on a fresh Grok 4 chat with no custom instructions.https://t.co/NgeMpGWBOB https://t.co/MEcrtY3ltR pic.twitter.com/QTWzjtYuxR
— Jeremy Howard (@jeremyphoward) July 10, 2025
Es decir, la IA propiedad de Elon Musk, que anunció a finales de 2023 la posible suspensión de las cuentas en su red social que publicaran eslóganes propalestinos, acude al contenido publicado por el propio magnate para producir sus respuestas sobre esta cuestión.
El magnate, reconocido activista de extrema derecha, ha llegado a afirmar que Grok es un chatbot "anti-woke" que busca activamente la verdad. Lo cierto es que el resultado del trabajo entre bastidores de Grok es la publicación de contenidos neonazis y teorías de la conspiración ultraderechistas, como el "genocidio blanco" en Sudáfrica. Esta mentira, muy popular en los círculos de extrema derecha, fue utilizada por Trump para criticar al presidente sudafricano a finales del pasado mes de mayo.
Sin embargo, todo ello no ha impedido a xAI, propiedad de Musk y desarrolladora de Grok, firmar ambiciosos acuerdos comerciales: a finales de mayo, esta empresa llegó a un acuerdo con Telegram para integrar Grok en su sistema. Así lo comunicó Pavel Durov, director ejecutivo de Telegram, quien ha afirmado, además, que la firma recibirá 300 millones de dólares y un 50% de los ingresos por las suscripciones a xAI realizadas mediante a través de la aplicación de mensajería. Este movimiento se produce meses después de que Telegram habilitara el uso de Grok, el chatbot de xAI, para los usuarios premium de Telegram.
Por otro lado, es preciso señalar que otros capos del sector tecnológico estadounidense tienen simpatía por los movimientos reaccionarios. Peter Thiel, fundador de Palantir, ha financiado la carrera política del actual vicepresidente republicano JD Vance, y hace unos años pidió disculpas por el contenido machista y racista de un libro que escribió en los noventa. Palantir es, a su vez, una de las compañías que más rédito económico está sacando de la Administración Trump, mediante la firma de contratos gubernamentales.
eleconomista